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Luces de fondo atraviesan el cielo en ésta oscura ciudad, son los misiles
caseros de la delincuencia organizada, los drones de ambos bandos también
vigilan zonas llenas de barricadas e incendios. Los drones del ejército patrullan
pero nadie sabe el porqué de su pasividad, a pesar del sonido de fondo de los
disparos. Únicamente nos queda un frente de batalla lejano, en el que soldados
y empresas privadas de seguridad se abren paso en cada calle de esta ciudad
controlada por grupos armados – dice el reportero desde la ventana de un hotel.
La cámara
muestra edificios en ruinas con misiles caseros iluminando la noche y pequeños
drones atentos, volando con seguridad y esperando el momento de alguna señal
para activar sus armas.
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Nadie sale a las calles, los francotiradores disparan a cualquiera que se vea
corriendo. Hay preocupación en los albergues, ya se habla de falta de comida y
los niños no pueden salir de este lugar. Estamos en la zona centro y cada hora
se habla del posible avance de los soldados.
La
toma de la cámara ubica un edificio cercano donde aparece una luz, se escuchan
gritos de fondo, un grupo corre para entrar al edificio; se alcanza a escuchar
la comunicación por radio. Un vecino
grita algo que no se entiende.
La
toma de la cámara se dirige al balcón donde se encuentra el vecino, justo al
lado, cuando sale la cámara por la ventana para tomar la escena se nota un
claro temblor en la imagen, y a continuación se observa la toma en el suelo de
la habitación llena de cristales y polvo. El reportero tirado ya en un rincón
de la habitación grita ¡NOOOO!