viernes, 14 de abril de 2017

Los grandes saurios que sobreviven en nuestro planeta


     Es impresionante el equilibrio que tenía y que en muchos casos aún tiene nuestro planeta en cuanto a la naturaleza. Creemos por ejemplo que los grandes saurios se extinguieron hace 65 millones de años, cuando en realidad, desapareció una buena parte de los seres vivos pero no todos. Queda claro que fue un cambio drástico, pero muchos de los seres de épocas remotas aún viven en nuestros días. Un ejemplo importante son algunos saurios y sus descendientes. Consideremos que muchos ecosistemas y sus especias se mantienen en un perfecto equilibrio como los grandes bosques, los mares y el fascinante mundo de los insectos. 

     Entre los saurios aún existentes se tienen los cocodrilos, los caimanes, las iguanas, los camaleones, los dragones de Komodo, las boas y las tortugas; algunas aves como los quetzales, los guajolotes y los avestruces. Como se sabe gran parte de las aves descienden de los grandes saurios. Por ello se puede plantear la presencia de un delicado equilibrio en la naturaleza, una cualidad que permitió que muchas especies lograran sobrevivir a todo tipo de catástrofes. Recordemos que entre los mamíferos se extinguió gran parte de la megafauna, pero gran parte de los mamíferos viven para contarnos su fascinante evolución. Como paréntesis consideremos la evolución como un cambio físico y de hábitos en las especies; es mejor dejar de lado el concepto erróneo de guerra entre especies. 

     Los restos fósiles han permitido determinar que muchas especies se mantenían intactas durante muchos miles de años, lo cual no se habría logrado con un medio ambiente catastrófico. Un ejemplo claro son las tortugas, cocodrilos y las iguales, seres vivos que tiene las mismas características de hace millones de años. Sin duda ocurrieron eventos como las glaciaciones que dieron lugar a cambios importantes en los organismos, principalmente mamíferos, pero a pesar de ello buena parte de los saurios se preservó. Gran parte de los ecosistemas de estos seres desapareció, quedando poco espacio para su descendencia. En el caso de los cocodrilos únicamente quedaron los pantanos y algunos ríos, otros en cambio como los grandes dinosaurios presentaron problemas en su alimentación, igual que los mamuts en la actualidad. 

     Por ello la necesidad de conservar nuestro mundo y nuestro pasado, aún falta un largo camino para que la naturaleza logre permanecer intacta al paso del hombre. Cada día debemos plantearnos el camino correcto que debemos seguir.

Por: Joel Correa.

miércoles, 12 de abril de 2017

La muerte del televisor


     La década de los noventa tuvieron para la televisión grandes momentos, se podían ver las mejores películas, los noticieros se esperaban cada noche, los programas de entretenimiento eran los más vistos en casa. E igual que en una visita médica le llegaron malas noticias. La televisión fue perdiendo seguidores conforme pasaban los años, la llegada del Internet fue una nueva voz para las noticias de los medios de información; algo que resultaría un mal y se extendería a lo largo del tiempo. 

     La llegada del Internet dio paso a nuevas imágenes de los hechos del mundo, la radio encontró un nuevo espacio y las páginas web mostraban nuestro entorno de una forma diferente. En resumen el Internet dio lugar a una nueva perspectiva del mundo. Lo que puede denominarse como una segunda opinión de los hechos. Sin duda alguna la televisión sigue siendo un referente, pero entre los jóvenes ya no tiene el atractivo de aquellos que crecimos con esta. 

     En el año 2017 sigue aún la pantalla en la sala de nuestros hogares pero con un esquema diferente, ahora es denominada TV-Smart, la cual se puede conectar a Internet para buscar contenidos de nuestro agrado. Ya no es la voz del reportaje de la mañana, son los sucesos de Facebook y Google news. Tampoco son las estrellas del momento, ahora tenemos a Youtubers y modelos de Instagram. Por otra parte tenemos los vídeos 4K y 360°; la primera es una resolución mucho mejor que la transmitida a través de la señal de alta definición, los vídeos 360° son aquellos en los cuales vemos la secuencia en un esquema de tres dimensiones; el cine tiene un esquema de dos dimensiones. Sin considerar que la realidad virtual será un nuevo entorno, un lugar para distintos representantes, personajes y situaciones; un nuevo entorno de convivencia. La televisión en cambio, con sus añejos códigos de comunicación, quedará como un esquema antiguo, respetable pero antiguo. Algo que la modernidad no perdonará. 

     En cuanto a la discreción de la información, se tiene un cambio fundamental: ver contenidos del tipo que se quiera en el lugar que sea. En el televisor se tiene una sola señal, en cambio en los móviles se tiene varias señales, cada integrante de la familia tiene sus propios referentes en el mundo de la información. Aún no llega el momento de enterrar el televisor, sin embargo queda una pregunta ¿Cuánto tiempo sobrevivirá al paso demoledor de nuestros días?

Por: Joel Correa

Una noche en el panteón, por Joel Correa


Arturo se acercó al velador del panteón por su espalda, éste se encontraba viendo televisión en su oficina; el tipo de vigilantes que no esperan a alguien tan temprano. Sentado con el cuerpo flojo y sin apartar la vista de una aburrida película a blanco y negro no escuchó lo pasos que lo acechaban. Arturo tomó un palo de escoba y le dio un fuerte golpe en la cabeza, fue tan directo y en la cima del cráneo que el hombre se desmayó, había recibido un golpe directo pero no había muerto. Él no tenía intenciones de asesinarlo por lo que lo amarró y lo colocó sobre un viejo sillón. Todo había comenzado, lo considerarían un delincuente y por la edad del velador podrían acusarlo de intento de homicidio, pero nada importaba, lo importante era que logaría el propósito de esa noche: pasar una noche en el panteón. Después de salir el teléfono no lo había desconectado, ni tampoco busco un sistema de radio en la oficina, pero ya  era demasiado tarde, había tomado el reto y bastaba esperar a que amaneciera. Quería demostrarles a todos que no era un cobarde.

Durante la noche se sintió aburrido, no había fantasmas, ni ruidos, nada de zombis o muertos saliendo de sus tumbas. Para entrar escaló la puerta principal y sin que nadie lo viera logró entrar. El lugar estaba frío y solitario y visto con la lámpara, que tenía poca batería, era tal como se ve de día, como se ve cualquier otro lugar lleno de muertos, únicamente con restos de gente bajo tierra. Pensaba en todas las historias de fantasmas que contaban en la escuela y en familia y que le aseguraba su padre que eran ciertas… O igual de tramposas que lo ocurrido el día que su amigo Oscar lo llevó al fondo de la escuela secundaria. “¿Puedes ver esa ventana que está al final? Dicen que es de una casa embrujada”, le había dicho su amigo al tiempo que llegaban sus otros compañeros corriendo detrás de él. Lo habían amarrado y le gritaban que lo dejarían ahí para que se lo llevara una bruja. Su amigo Oscar salió también corriendo, todo era una trampa.  
Llegaron los recuerdos de los abusos de sus compañeros, la ocasión que lo dejaron sólo en el bosque un día de excursión. Era la secundaría, era un viaje a una zona montañosa, y ni recordaba dónde había sido. Lo habían abandonado a mitad del camino “Corre, corre o te quedarás”… todos lo habían hecho enojar durante toda la vida, tratando de espantarlo con cosas que no existían. Ahora en preparatoria les iba a demostrar que no tenía miedo “Tú nunca entrarías al panteón porque eres un cobarde” le habían dicho en una fiesta. Salían todos de clase y había una fiesta en que beberían un poco, y como siempre, Arturo fue el centro de atención debido a sus ya conocidos miedos, muchos conocidos y muchos inventados; miedo a la noche, a sus compañeros, a quedarse sólo; era el alumno que todos maltrataban.

La noche fue tranquila, se había sumido en sus recuerdos desde el momento que entró, caminó a través de las tumbas observando y disfrutando del leve viento. A su alrededor estaban las tumbas con sus cruces y ángeles que lo vigilaban, no había ningún tipo de ruido; para darse una mayor seguridad realizó un pequeño recorrido, considerando no visitar la sección más antigua, la cual sí le daba miedo. Pasaron las horas y prefirió quedarse dentro del callejón que formaba un grupo de tumbas que simulaban mausoleos, en su recorrido no había encontrado otra cosa que el siseo del viento. Eligió el lugar como refugio, había acomodado una cama de periódicos, su cajetilla de cigarros y su medio litro de tequila. Se había prevenido de no emborracharse; tomó un trago y pensó qué dirían todos sus compañeros. Juan, Carlos y Diana sabían que iría al panteón esa noche y ya comunicaban a sus compañeros lo ocurrido; esa noche nadie creyó lo que se decía, y así los padres de Arturo no se enteraron de nada.
Escucho un leve quejido en la tumba en que se encontraba recargado, salto de miedo y tuvo el impuso de correr, de escalar a saltos la puerta principal. Escucho detenidamente y descubrió que era el viento al pasar por su pequeño callejón, ya estaba un poco bebido y sin que se diera cuenta ya había llegado la media noche, quedaban seis largas horas para el amanecer. Los árboles se movían con un extraño ritmo, era como si gigantes bailaran a su alrededor, sintió un poco de  miedo, también observó pequeños arbustos que movían cerca de él. Se dirigió al final del rincón, se cubrió con su chamarra la cara y prefirió no ver hacia afuera, lleno de miedo comenzó a gritar y pedir ayuda. Nadie lo escuchó, el viento que se movía en todas direcciones retenían sus palabras. Su cuerpo lo comenzaba a sentir frío y llegaron a su mente las palabras de sus compañeros, de sus padres, de sus familiares. No podía saber que decían esas palabras y petrificado por la sensación se desfalleció durante unos minutos.

Paso la noche sin ningún suceso extraño, había imaginado muchas cosas y no llegó a su escondite el fantasma que muchos decían que vagaba ahí, de la supuesta llorona que cada año visitaba el lugar, o el espíritu del anterior velador. Pasaron cuatro horas después de la media noche, por suerte no estaba es despierto a las tres horas – la supuesta hora maligna -, tampoco había escuchado gatos chichando como niños, ni brujas volando por los árboles. Faltaba poco para que saliera el sol y la noche no era realimente fría, decidió salir a caminar un poco. El silencio lo aterro, esperaba que algo lo hiciera correr, en cambio no había nada a su alrededor, algunas tumbas estaban abiertas y con miedo observo hacia adentro, estaban vacías, las bóvedas que estaban alrededor del panteón tenían flores marchitas, los ángeles vigilaban pero eran de tamaño tan pequeño que no daban miedo. Pasaron las horas y logró mantener la calma.

Pudo ver el cielo mucho más claro, incluso algunas estrellas que apenas alcanzaban a verse desaparecieron. La noche había terminado y el panteón era como una fotografía vista desde el momento en que entro, caminó con calma y se dispuso a terminar con su reto. Probaría a todos que no era un miedoso y que además las historias de fantasmas eran una tontería. Ahora podría patearles el trasero a todos, saldría y lo verían todos con respeto. Avanzó considerando que se quedaría un momento junto a la reja de entrada, y dentro del panteón, para que lo vieran sus amigos, a su lado podía ver los pasillos interminables de tumbas y ángeles, ya más nítidos por la luz.  Fue cuando sintió un fuerte jaloneo en su tobillo, cayó al suelo lastimándose la cara y codos, sintió que algo lo arrastraba hacía atrás. Era la mano de un muerto que no lo dejaba salir del panteón, lo sujetaba del tobillo con tanta fuerza que le fue imposible zafarse. En el suelo, y jadeando de miedo, y sin poder gritar, Arturo jaló su pierna lo más fuerte que pudo; frente a él estaba la puerta y no podía creer lo que le estaba pasando. El lleno de desesperación tuvo paro cardíaco y no logró escapar. Antes de morir miró la puerta y todo se nubló, intento alcanzarla pero lo invadió el dolor y el miedo… no se pudo ya mover.

Al siguiente día los vecinos reportaron un posible cuerpo sin vida en la entrada del panteón. La policía llegó junto con el vigilante, que habían encontrado amarrado y temblando de frío en su oficina. Revisaron el cuerpo de Arturo, lo encontraron con un cable enrollado al tobillo y con el pie casi cercenado.
El vigilante narró cómo lo había golpeado y amarrado para dejarlo casi sin vida y agradeció a los policías que lo hubieran ayudado. El doctor que revisó el cuerpo desenredo el alambre que Arturo tenía en su pie, “con la poca visibilidad de la madrugada pisó un alambre y al jalar su pie se hizo un fuerte nudo” narró el médico a los forenses que ya habían llegado al lugar. Se dictaminó que había muerto justo a la salida del sol, a las seis de la mañana, debido a un paro cardíaco por el accidente ocurrido. 


Los policías reían un poco y la gente ya comenzaba a mirar con morbo la entrada del panteón. El sol calentaba la mañana y en la ciudad se daban las terribles noticias a familiares y amigos. 

Por: Joel Correa

sábado, 1 de abril de 2017

Un fragmento del futuro



     —Acelere Oficial Gil, no nos detendremos. —El oficial cuya placa en su pecho dice 2° teniente Biden toma su radio sin dejar de mirar al frente—. Base, estamos frente al objetivo en 5. Oficial Joss ¿Cuántos siguen en nuestro contingente? ¡Oficial! ¡Acelere! Saben de nuestra llegada, usan rayos láser para indicar nuestro camino.

     —Teniente Biden, la patrulla 14 reporta un bloqueo en la 35, se queda el tercer contingente. 

      El teniente Biden es astuto, observa con detenimiento los datos de la pantalla de su blindado junto a las proyecciones de su móvil. Ahora a menos de tres minutos se encuentra frente a ellos la sede de los separatistas —como los llaman los federales— para él son un equipo de adictos a la violencia. En ese momento observa drones del ejército dejando caer una lluvia de disparos sobre las ventanas del edificio de quince pisos. Cuando se encuentren dentro del edificio, el ejército llegará a planta alta y entrará con el objetivo de hacer salir a todo aquel que se encuentre dentro. Calcula mentalmente el número de muertos que tendrá, son ahora dos contingentes contra un número no determinado de enemigos. 

       —Oficial Joss ¡Salga a la torreta!

     La oficial Joss lo piensa durante un instante, fuera habrá armas de fuego y todo tipo de equipo desde primitivas rocas hasta granadas. Sin dudarlo toma la coraza antimotines, un casco antibalas y guantes de protección; observa su reflejo en el vidrio, su único distintivo es su melena pelirroja detrás de su máscara pixelada en negro y gris. Sale a la torreta del blindado sintiendo el doble de su peso en manos y piernas, observa a su alrededor y ve al frente el edificio que funciona como cuartel de los alborotadores, observa una lluvia de fuego cayendo sobre los ventanales, los drones han comenzado su trabajo. Con un leve giro observa detrás de sí, ve la otra docena de blindados con su torreta activa, cuando ella disparé como líder de ataque los demás harán lo mismo. A su alrededor hay alborotadores entre las calles que no se atreven a detenerlos; detrás de los blindados van patrullas artilladas apuntando en todas direcciones.

     —Oficial, la decisión el ataque queda a su disposición. —Escucha Joss a través de su casco, como soldado retirado toma el fusil con firmeza al tiempo que quita el seguro a su magnum reglamentaria.

      El Teniente Biden observa el bombardeo a los portones del edificio justo en el momento en que para de caer cascajo y cristales del edificio; la puerta abierta a una batalla por el final de los conflictos. El Oficial Gil no espera más órdenes, se perfila a una de las entradas, en cada blindado va media docena de Oficiales con amplia experiencia; en el suyo su equipo tiene miradas de miedo y a la vez de odio. 

     La oficial Joss ve los portones cayendo y el polvo disiparse un poco, en realidad a simple vista no mucho pero con su lente infrarrojo observa el movimiento de dos hombres. Puede ver a un hombre detrás de otro, el de delante muy recto, por su experiencia en combate sabe que apuntan con un RPG, sabe que se encuentran a tiro, así que apunta y dispara sabiendo que hace pedazos al par de hombres. Sostiene un instante el gatillo para que todos disparen dentro del edificio. Cuando entran ya han eliminado la resistencia, se pueden ver los cuerpos de los enemigos corriendo en llamas y muchos otros partidos a la mitad, otros tantos escondidos. Una RPG sale del edificio impactándose en una patrulla, un blindado choca contra lo que era una antigua columna, medio metro de concreto y varillas que actúa como barrera. El parabrisas del Tiniente Biden queda resquebrajado por un disparo. El oficial Gil simplemente no le sorprende nada, ha estado en tantos conflictos que sabe que morir es cuestión de suerte, y que no es necesario preocuparse. Mientras salen los separatistas fuera la Oficial Joss y el resto de los Oficiales de torreta siguen disparando contra todo lo que se mueve.

Joel Correa