Hace días encontré una vieja postal del Museo de las Momias de Guanajuato, como del año 1970, y fue un gran momento. El lugar era muy diferente a mi última visita en 2006; ya se tenían las momias en vitrinas y todo era muy limpio e iluminado. Sentí la misma sensación que debió sentirse por esos años, ver las quijadas y ojos abiertos no es fácil, la sensación de miedo y presentarte ante alguien ya finado, observando su perturbado descanso, no es algo muy agradable. Aunque ahora que veo la vieja postal pensé: ¡Lo hubiera visitado esos años!
La postal de mí última visita en cambio tiene ya color y muy pocos cuerpos momificados mostrando como publicidad una madre dolida y niños pequeños, junto con la momia más pequeña del mundo. Actualmente es un lugar ordenado, con clasificaciones, señalamientos, cámaras de seguridad, aire acondicionado, es bueno, muy bueno, pero seguro cambiará igual que todo.
Pensaba para éste artículo mostrar fotos del lugar y la ubicación exacta, pero se puede perder esa sensación de miedo al entrar y pensar ¿Para qué vine aquí?. Lo mejor es visitarlo y rodearse de su particularidad y emociones que puede aportar. Como ver una película de la que sabemos nada, y así en cada vuelta y cambio de escena podemos recibir una buena sorpresa.
El museo se conformó por cuerpos encontrados en tumbas y fosas comunes, los cuales se momificaban por la sequedad de la tierra. El municipio de Guanajuato los muestra como atractivo turístico, y junto con el museo de Waldemar Julsrud y Las Siete Luminarias de Valle de Santiago se tienen los mejores lugares para visitar en Guanajuato, México.
Y si algo queda pendiente tambien se puede visitar otro museo de momias: el Museo de las Momias de Celaya , otra ciudad de Guanajuato. Muy buena opción, se encuentra junto al panteón municipal. Un lugar pequeño pero sombrío y perturbador... a éste último lugar pocos se atreven a entrar. Lo visite hace poco, tampoco capturé fotografías, es mejor verlo por uno mismo.
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