Uno de los lugares más desconcertantes, y que nos llevan la imaginación al límite, es el Museo Waldemar Julsrud ubicado en Acámbaro, Guanajuato.
Un lugar que por su contenido enigmático es poco visitado, un lugar que deja más preguntas que respuestas. En el museo podemos encontrar una colección de seres humanoides y reptiles semejantes a dinosaurios elaborados de barro que durante muchos años estuvieron almacenadas en la casa de su descubridor, y ahora a cargo del gobierno municipal.
Las piezas de barro, alrededor de 32000, fueron encontrados en el cerro del Toro (ahora dentro de la ciudad este lugar) por el investigador Waldemar Julsrud en el año 1945. Se dice las piezas pueden tener de 4000 a 7000 años de antigüedad.
Los seres humanoides se adjudican a la cultura Chupicuaro pero los animales reptilianos son semejantes a seres extintos, o a seres que pudieran encontrarse en otros mundos. Pocas figuras tienen relación entre si, siendo muy diferentes cada unos de los reptiles, algunos con dos patas, otros conviviendo con humanos, y otros al parecer acuáticos.
Actualmente nadie se ha puesto de acuerdo en su origen y significado, pero viendo cada imagen pareciera una colección de seres que bien pudieran inspirar la diversidad de otro mundo y la morfología de seres extraterrestres. Al salir del museo se puede sentir una renovación de pensamiento. Se puede considerar la colección como una obra maestra del pasado, el arte a su máxima expresión, pero siempre queda la duda de la inspiración de ésta y su posible origen. ¿Prueba de un conocimiento milenario? ¿el legado de un conocimiento antiguo?... Tal vez la respuesta que dio su propio descubridor: La convivencia del ser humano con los dinosaurios.
Por suerte la colección está abierta al público con fotografías y a veces guía, simplemente un conjunto de objetos fuera del tiempo y la realidad, una colección cósmica que no te puedes perder.
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