domingo, 29 de junio de 2014

Hater, por Joel Correa

Hater



- Ahí están todas esas personas racistas que al momento de subir una imagen muestran sus mensajes molestos. Sí, la subí yo, pero es para demostrarles lo que son en realidad, y son tontos. Por suerte tengo tu apoyo Estefany, sólo en ti confío.

En pantalla un hombre de etnia negra pide limosna en un lujoso tren subterráneo, los mensajes son de apoyo al hombre negro y otros son de discriminación y odio. Mientras tanto Estefany sonríe mirando distante la pantalla con unos dulces ojos azules, su cabello lacio cae ocultando casi la mitad de su rostro y apoya su mano sobre sus piernas cruzadas en una posición hermosa y delicada.

- Demostraré en realidad lo que son, no me pueden culpar de nada ¿Recuerdas la fotografía que tomé hace unos días? Todos apoyaron la mordedura del perro, prefieren un perro que una anciana. Antes era mejor el medio, había valores –. El viendo de los ventiladores movía ligeramente el cabello de Estefany y mantenía la misma sonrisa y mirada distante, como si en el fondo apoyara cada una de las palabras, como si pensara en esas palabras, su rostro era bello, simétrico, con labios brillantes y un maquillaje a la medida –. Toda esa gente que se siente perfecta y hasta creen que son buenos, pero aquí se ve quién son en realidad. Me dicen que no haga esto y aquello pero ellos son lo que continúan respondiendo cualquier mensaje.

Estefany seguía en la misma posición, con su espada muy recta y sin movimiento en sus largas piernas, con su rostro mirando más allá de la pantalla en la cual ahora se mostraban imágenes de peleas y cuerpos en las calles, las preferencias de una sección de las redes sociales dedicada a la discriminación, la violencia y la sexualidad.

- Ve este mensaje, dice que me busque una novia y deje de comportarme como un niño, ellos son lo que no tienen novia, por eso se la pasan todo el tiempo buscando fotografías de animales muertos, de choques, de ancianos, de gente en la miseria, viven del morbo. Mejor retirémonos por hoy, les dejaré algo que les agradará, así aprenderán a tratar a sus mascotas los miserables, ya veremos mañana cómo se portan.

Ella continuaba mostrando la misma sonrisa, apoyada una mano en sus piernas y otra en el sillón, aceptando todo y en una posición que bien podía ser eterna, él la tomo por la cintura y la cargo para llevarla a la cama mientras disfrutaba de su perfume plástico semejante a las cerezas, acarició sus músculos sintéticos y pudo sentir incluso el calor artificial de su cuerpo. Estefany mantenía su sonrisa y mirada distante mientras su compañero lleno de traumas trataba de dormir a su lado. Sus ojos abiertos pareciera que vigilaban eternamente a su pareja, aceptando en silencio el destino de una muñeca que vive de los caprichos de su dueño. Un destino que como entidad sintética tenía que aceptar.

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