sábado, 21 de noviembre de 2015

El duende Ganon, por Joel Correa


—Si hay algo que podemos hacer es cerrar las puertas, los duendes por las ventanas no pueden entrar, requieren un permiso para hacerlo; y a todo esto ¿Para qué quieren saberlo? —El elfo tomó su pipa de luz etérea y la colocó sobre su frente—. El problema de saber es que cada vez queremos saber más. Ese fue el problema de Ganon, él no podía detenerse frente a cada objeto mágico que encontraba a su paso…
          —Maestro Turbi, ¿cuándo tendremos nuestra lanza mágica?
—¡Calma! No basta con tener en posesión un objeto mágico, hay que saber usarlo, por eso Ganon quedó confinado dentro de un contenedor trasparente de un ser humano.
—Los seres humanos son horribles.

***

Ganon terminó sus días dentro de un frasco con formol, su dueño era un viejo hojalatero que no paraba de mirarlo cada mañana. En algunas ocasiones el hombre —llamado Julián— se convencía que lo que había capturado era un conejo, luego una serpiente con patas y otras un ave rastrera. Lo que resultaba más extraño eran sus enormes ojos color violeta que observaban algo en el horizonte. El animal —o duende como llegó a creer el final— ya estaba muerto y había algo raro en la forma en que miraba, era como si se pudieran leer sus pensamientos... El hojalatero sabía que ese ser aún estaba vivo.

***

          —¡Deberías ya tirar eso a la basura! Esa cosa debe ser un gato apachurrado, en el documental de anoche mostraban como hacían los aliens. Los preparan quitándoles el pelaje, luego en la piel les hacen cosas y los pintan de colores. Cuando un chango nace deforme les hacen esas cosas y ahí lo tienes.
—Te digo que no, yo lo agarré colocando un chip de computadora dentro del frasco, se metió dentro y saltaba y saltaba, lo he pensado mucho y estoy seguro que debe ser un duende.
—¡Un duende! si eso fuera te habrías muerto de un ataque al corazón.

Julián sostuvo con orgullo su frasco con formol y prefirió llevarlo al fondo del sótano. Hermelinda, su esposa no quería ver el supuesto duende por nada del mundo. 

Fin


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