viernes, 1 de agosto de 2014

El Hobbit, de JRR Tolkien

Encontrarse con JRR Tolkien es disfrutar de una lectura llena de sensaciones nuevas página tras página. Sus relatos fantásticos nos muestran nuevos personajes y hermosos escenarios en cada una de sus novelas. Y claro un excelente libro para adentrarnos a la obra de Tolkien es El Hobbit. 

El hobbit es el personaje central, llamado Bilbo Bolsón, un pequeño hombrecito que vive en una casa semejante a una madriguera, aclarando que un hobbit tiene orejas muy agudas y pies muy grandes y peludos. Bilbo es visitado un día de verano por el mago Gandalf que lo invita a una aventura, él se reúsa y lo trata con indiferencia, éste se aleja con disgusto pero deja una extraña marca en su puerta. En la noche es visitado por un grupo de enanos que llegan a comer y casi destruyen su cómodo y acaudalado hogar; los hobbits tienen una vida placida y disfrutan de su riqueza y buena comida. Bilbo no está dispuesto a dejar su hogar aunque lo convence la gran riqueza que le propone el Rey Thorin (el rey de los enanos que también lo visita gracias a Gandalf).

Posteriormente Bilbo decide ir a la aventura, lo invade el deseo de nuevas sensaciones a pesar de los peligros, y se va con los enanos tras la búsqueda del tesoro robado por el Dragón Smaug;  el hobbit no tiene una idea clara de cómo es un dragón.  

Smaug robó el tesoro de los enanos, junto con la piedra de la montaña (una joya más preciada por los enanos que todo el oro del mundo), destruyó el reino en la montaña de los enanos y lo aisló de todo ser vivo. Y ahí sobre el oro durmió hasta que llegará un ladrón o aquellos que codiciarán las riquezas. Para llegar a la montaña tienen que atravesar el reino de los horribles trasgos, pelear contra los orcos, los wargos y recorrer el terrible bosque negro [un lugar únicamente para tan valientes personajes y atrevidos lectores]. El hobbit trata de aventuras, de grandes reinos, de la codicia del oro y del encuentro de sí mismo tras un largo viaje. Un libro que nadie se puede perder. 

Una de las grandes aportaciones de Tolkien a la literatura es dejarnos espacio en su obra, es decir, muchos de los personajes no se encuentran bien definidos (los trasgos, los hombres águila, los wargos, orcos) y dejando al lector su aspecto y carácter. Con esto no se quiere decir que su obra sea incompleta, más bien da lugar a que el lector tenga espacio para completar los episodios de su obra. Por ejemplo se insinúa la lucha del mago Gandalf con el Nicromante, pero no se relata esta parte, el autor la deja al lector, o queda para otra de sus novelas, y así la riqueza de la obra la aporta el lector tratando de imaginar qué paso. El regusto que nos deja ésta novela es de más lectura, la visita a más reinos, el qué pasará con los enanos, la ciudad de los elfos, la posibilidad de nuevas guerras entre distintos reinos.

Podemos disfrutar de los escenarios en películas como El señor de los anillos y su homónima El Hobbit, y son éstas compatibles con su universo. 

Gracias a Tolkien la Tierra Media forma parte de nuestro referente cultural. Aquí la contraportada del libro. 

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