sábado, 1 de abril de 2017

Un fragmento del futuro



     —Acelere Oficial Gil, no nos detendremos. —El oficial cuya placa en su pecho dice 2° teniente Biden toma su radio sin dejar de mirar al frente—. Base, estamos frente al objetivo en 5. Oficial Joss ¿Cuántos siguen en nuestro contingente? ¡Oficial! ¡Acelere! Saben de nuestra llegada, usan rayos láser para indicar nuestro camino.

     —Teniente Biden, la patrulla 14 reporta un bloqueo en la 35, se queda el tercer contingente. 

      El teniente Biden es astuto, observa con detenimiento los datos de la pantalla de su blindado junto a las proyecciones de su móvil. Ahora a menos de tres minutos se encuentra frente a ellos la sede de los separatistas —como los llaman los federales— para él son un equipo de adictos a la violencia. En ese momento observa drones del ejército dejando caer una lluvia de disparos sobre las ventanas del edificio de quince pisos. Cuando se encuentren dentro del edificio, el ejército llegará a planta alta y entrará con el objetivo de hacer salir a todo aquel que se encuentre dentro. Calcula mentalmente el número de muertos que tendrá, son ahora dos contingentes contra un número no determinado de enemigos. 

       —Oficial Joss ¡Salga a la torreta!

     La oficial Joss lo piensa durante un instante, fuera habrá armas de fuego y todo tipo de equipo desde primitivas rocas hasta granadas. Sin dudarlo toma la coraza antimotines, un casco antibalas y guantes de protección; observa su reflejo en el vidrio, su único distintivo es su melena pelirroja detrás de su máscara pixelada en negro y gris. Sale a la torreta del blindado sintiendo el doble de su peso en manos y piernas, observa a su alrededor y ve al frente el edificio que funciona como cuartel de los alborotadores, observa una lluvia de fuego cayendo sobre los ventanales, los drones han comenzado su trabajo. Con un leve giro observa detrás de sí, ve la otra docena de blindados con su torreta activa, cuando ella disparé como líder de ataque los demás harán lo mismo. A su alrededor hay alborotadores entre las calles que no se atreven a detenerlos; detrás de los blindados van patrullas artilladas apuntando en todas direcciones.

     —Oficial, la decisión el ataque queda a su disposición. —Escucha Joss a través de su casco, como soldado retirado toma el fusil con firmeza al tiempo que quita el seguro a su magnum reglamentaria.

      El Teniente Biden observa el bombardeo a los portones del edificio justo en el momento en que para de caer cascajo y cristales del edificio; la puerta abierta a una batalla por el final de los conflictos. El Oficial Gil no espera más órdenes, se perfila a una de las entradas, en cada blindado va media docena de Oficiales con amplia experiencia; en el suyo su equipo tiene miradas de miedo y a la vez de odio. 

     La oficial Joss ve los portones cayendo y el polvo disiparse un poco, en realidad a simple vista no mucho pero con su lente infrarrojo observa el movimiento de dos hombres. Puede ver a un hombre detrás de otro, el de delante muy recto, por su experiencia en combate sabe que apuntan con un RPG, sabe que se encuentran a tiro, así que apunta y dispara sabiendo que hace pedazos al par de hombres. Sostiene un instante el gatillo para que todos disparen dentro del edificio. Cuando entran ya han eliminado la resistencia, se pueden ver los cuerpos de los enemigos corriendo en llamas y muchos otros partidos a la mitad, otros tantos escondidos. Una RPG sale del edificio impactándose en una patrulla, un blindado choca contra lo que era una antigua columna, medio metro de concreto y varillas que actúa como barrera. El parabrisas del Tiniente Biden queda resquebrajado por un disparo. El oficial Gil simplemente no le sorprende nada, ha estado en tantos conflictos que sabe que morir es cuestión de suerte, y que no es necesario preocuparse. Mientras salen los separatistas fuera la Oficial Joss y el resto de los Oficiales de torreta siguen disparando contra todo lo que se mueve.

Joel Correa

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