viernes, 2 de enero de 2015

El comienzo de un nuevo año

“El mundo es una exhibición de atrocidades” J G Ballard. Con la frase anterior podemos describir el año que vimos pasar ante nuestra vista. Si bien podemos recordar muchos hechos agradables, en lo personal y respecto a los noticieros, nos quedan imágenes borrosas por todo lo ocurrido a nivel local, nacional y mundial. Comenzando por lo local, los periódicos nos dejan un metálico sabor de boca, la violencia del narcotráfico dejó muertos y familias desamparadas. Fueron comunes las muertes de agriculotres, mecánicos, comerciantes, policías y algún político de menor categoría, sintiéndose el miedo en cualquier barrio o pueblo. Un toque de queda paramilitar en toda la regla; es común observar camionetas del narcotráfico vigilando las calles durante la noche. Y sin olvidar pueblos que por motivos de la llamada “mordida” tuvieron que cerrar gran parte de sus negocios y perder mucho de su dinero. Sin más, vivimos en un lugar en el cual no es fácil salir a la calle o dar cualquier información. Las ciudades se transformaron en lugares tan violentos como las selvas del pasado, llenas de guerreros con flechas y peligros a cada metro de avance.


Los pueblos de Michoacán quedaron en el olvido, hace por lo menos una década eran destinos turísticos para todo el mundo, siendo Pátzcuaro la puerta de lo maravilloso. Mascaras de madera, rica barbacoa, pirámides, hermosos lagos y las iglesias llenas de maravillas y milagros. En la actualidad Michoacán es controlado por la delincuencia organizada y por los llamados “autodefensas”, que detrás de su mascará política y social son grupos armamentistas. Los grupos de Hipólito y El Americano son dos grupos que pelean entre sí, además de luchar día y noche contra el narcotráfico, versiones aún tempranas de un México armamentista y que, posiblemente, llevará su libre empresa a la seguridad privada. Quedaron muy lejanos los viajes en solitario en el automóvil o mochila a la espalda, a cualquier pueblo que se visite se le puede confundir a uno con el espía de un grupo delictivo. Ahora el territorio mexicano lo podemos ver lleno de cámaras de seguridad y puestos de control; estos últimos de la policía o grupos de seguridad local –ya sea del narcotráfico o de sus ciudadanos-.

El más terrible suceso lo vivimos con la desaparición de cuarenta y tres estudiantes de una escuela normal, según medios oficiales quemados y torturados, posteriormente molidos y algunos entregados a los perros; todo bellamente narrado en televisión nacional. Los medios independientes narraron que el día que desaparecieron los estudiantes un terrible incendio comenzó en un pueblo cercano, una enorme pila de llantas se quemó fuera de control, y no llegaron los bomberos a tiempo para evitar el incendio. Según especialistas las llamas provocadas por tan fuerte incendio eran suficientes para quemar los huesos de cualquier ser humano. La cereza del pastel fue la visita del presidente de México –cuyo nombre omitimos para evitar susceptibilidades- a China, lo pudimos ver muy contento en televisión paseándose por el único imperio del pasado que persiste hasta nuestros días, mientras tanto nuestro territorio era un lugar de lágrimas y rencor. 

A nivel mundial tuvimos la desaparición de un avión comercial en el mar de Asía, suceso que todos conocemos, simplemente se paseó por lugares como Java, indonesia, muy cerca de Australia y finalmente desapareció para siempre. Se buscaron manchas de aceite, restos del avión – sillones, cables, maletas – pero no se encontró nada. Cientos de barcos e incluso internautas con imágenes satelitales dieron su opinión. Nadie encontró nada. Evento que también tuvo su propia cereza: los ejércitos del mundo no aportaron dato alguno para encontrar el avión. Y justo a final de año en China, nuevamente, se tuvo una estampida de personas que corrían detrás del dinero arrojado desde una ventana. Un evento muy diferente a las clásicas estampidas de la India en eventos religiosos. El gobierno Chino declaró que buscaría a los culpables pero diversos periódicos dijeron que no se habían arrojado billetes sino bonos de descuento. Recordemos que los periódicos chinos son prácticamente medios gubernamentales. 

Es posible, con un poco de esfuerzo, narrar todo lo ocurrido, desde Ucrania a Cuba, desde Ciudad Juárez a Ayotzinapan, desde mi ciudad en la colonia Guadalupe y terminando en el Barrio de San Juan, sería posible pero también siniestro. En todos los lugares mencionados podemos encontrar un mundo aún por explorar, lugares que están en los mapas y que por diversos eventos no podremos recorrer sin un ligero escalofrío... o inseguridad. Creemos conocer nuestro entorno, pero prueba de que tal vez no sea verdad es la forma en que miramos a travez de la ventana cuando sabemos que algo ocurre fuera. Esperemos que este 2015 nos traiga mejores sucesos y nos permita saber dónde nos encontramos realmente.


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